jueves, 29 de octubre de 2020

Bulimia: La delgada línea entre el deseo de comer y el deseo de estar delgados


 La bulimia nerviosa es un trastorno alimenticio que se convierte en un intento por controlar dos impulsos muy fuertes: el deseo de comer y el deseo de estar delgados. Este trastorno constituye un gran problema de salud que afecta especialmente a la población femenina joven. 

Un bajo nivel de autoestima lleva a una preocupación excesiva por el peso, generando dietas estrictas, ayunos compensatorios, desequilibrio metabólico y episodios de atracones que provocan conductas, como el vómito autoinducido, el cual finalmente cierra el círculo contribuyendo al déficit en autoestima. 

 

La bulimia ha acabado con el amor propio y la vida de muchas personas, es una enfermedad silenciosa que pide a gritos ser escuchada y comprendida. Cuantas veces nos burlamos o hacemos comentarios despectivos sobre la apariencia física de una persona sin pensar en el torbellino de emociones que podemos crear, la bulimia nerviosa nace por la falta de amor propio, por la inseguridad, por no aceptar ni apreciar su cuerpo. Una enfermedad que intenta buscar la validación propia en lugares equivocados y que no permite a la persona ver lo maravillosa que es, centrando su vida en su apariencia física, en ese deseo de estar delgado sin dejar de comer y cualquier comentario que ponga al descubierto sus defectos, es una bomba de tiempo que en cualquier momento puede estallar y conducir a refugiarse una vez más en ese trastorno. 

 

A menudo vemos personas en las calles sin saber su lucha interna, por eso ser prudentes a la hora de hablar del físico de una persona es fundamental, esas palabras pueden convertirse en un puñal directo a los sentimientos, a la vulnerabilidad, pero sobre todo a la salud física y mental. 

 

Convivir con bulimia por años y pensar que en cualquier momento se puede parar, es uno de los principales factores que hacen que esta, siga ocupando un gran espacio en la vida de las personas afectadas. No es fácil pedir ayuda, el remordimiento y el miedo hacen que la persona se deshaga del alimento ya sea vomitando o mediante otro medio tal como el ejercicio exagerado; para una persona que sufre esta enfermedad no es nada fácil aceptar su condición ya que no acepta que está enferma, aparte de eso tiene que luchar con la vergüenza que le da el ser descubierta y encuentra en su deseo incontrolable por la comida, un falso escape de la realidad para no enfrentar sus problemas y sentimientos.

 

Puede tomar años, terapias y un sin número de dietas lograr un balance físico y emocional y entender que está mal hacerle d
año al cuerpo que nos mantiene firmes aquí en la tierra y que nunca nos ha fallado, que siempre ha estado ahí. Un cuerpo que no merece las miradas, las malas palabras, los malos tratos y que asume la culpa de todo mientras que el, solo hace su trabajo; es por esta razón que cuanto antes se detecte un trastorno alimenticio, más posibilidades de éxito tendrá el tratamiento. El tratamiento que se escoja depende de muchas cosas, incluyendo la voluntad de la persona para cambiar, el apoyo familiar y el estado del trastorno alimentario.

 

Que no te importe que los demás no vean la gran persona que eres, eres más que un cuerpo y cuando logres entenderlo, empezarás a reconstruirte y una vez que tienes la voluntad de hacerlo, irónicamente, todo se arregla de nuevo, el déficit de autoestima, el corazón roto, el espíritu quebrantado y te aseguro que la bulimia nerviosa nunca más tendrá espacio en tu vida. No importa lo imposible que parezca, siempre hay una salida. Tú eres la salida. 

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