¡Este mundo está al revés! Queremos a los que no nos quieren y a los que nos quieren, no los queremos. ¡Qué ironía! Pero, ¿Saben algo? No está mal, la vida se va convirtiendo en un círculo vicioso, lo malo es quedarnos atrapados sin encontrar la salida y terminar haciéndole daño a las personas que menos lo merecen. Qué difícil es tratar de convencernos que no debemos querer a alguien que no nos quiere pero nuestras emociones nos superan y nos juegan una mala pasada, nos consume y nos debilita de tal forma que nos hace carecer de un criterio propio.
En la actualidad estamos viviendo un caos en las relaciones, ya no son relaciones afectivas sino tóxicas y las romantizamos de tal manera que las hacemos ver normal y ese es uno de los tantos problemas que nos afectan hoy en día. Definitivamente, el amor no es ese cuento de hadas que nos leían cuando éramos niños, o el que nos muestran en la telenovelas con un final feliz y es que; ¿Quién no ha soñado con un “Felices para siempre”? Y es que se ha vuelto tan difícil encontrar una persona a la altura de nuestros sentimientos y valores que a veces confundimos el amor con una relación tóxica e idealizamos a una persona a tal magnitud que no la vemos como realmente es, sino como queremos que sean y nos enamoramos precisamente de esa persona que no existe; justo cuando esto sucede, es que no debemos ignorar las señales y replantear la relación desde el principio y preguntarnos ¿Soy realmente feliz? ¿Vamos juntos en la misma dirección? ¿Respeta mis ideas, valores y principios? ¿Busca cambiarme o convertirme en alguien que no soy? ¿Realmente me ama?.
El amor no duele, no vive del sufrimiento ni de la mentira; no somos mejores personas porque sufrimos o somos víctimas de situaciones creadas por nosotros mismos, justo ahí tenemos la oportunidad de decidir el rumbo de nuestra vida, es ahí donde debemos escapar de ese patrón y permanecer con la cabeza fría y no dejar que nuestras emociones nos ganen, lo más saludable es cerrar la puerta y aceptar que el amor que dimos no fue apreciado, no porque estaba equivocado sino porque se lo dimos a alguien que no podía entenderlo y no estaba listo para recibirlo. No es fácil cerrar la puerta, de hecho batallamos tan duro por hacerlo que nosotros mismos nos interponemos en ella y nos convertimos en nuestro mayor obstáculo, vemos señales donde no las hay y nos desgastamos tratando de que esa persona entienda que fue lo que hizo mal y nos aferramos a encontrar una respuesta contundente, una solución mágica, que nos saque del desespero y la incertidumbre pero hoy te quiero dar dos noticias, la mala es que tal solución no existe y esas personas nunca van a aceptar su error, recuerda que el que falla una vez, falla dos y tres veces más; la buena noticia, es que no debe importarnos si aceptan o aprenden del error, porque nosotros tenemos el control y el poder de decidir lo que de verdad queremos en nuestra vida, y no es sufrimiento.
Todo llega, todo pasa, todo cambia pero para que cambie, debemos transformar esos patrones tóxicos en conductas sanas, pero sobretodo no ignorar las señales, estar atentos y mantener nuestra posición. Y cuando menos lo esperes, se hará realidad todo eso por lo que has soñado y lo mejor es que no tendremos que caer por alguien, la próxima vez que amemos, vamos a estar de pie y vamos a ser más fuertes, porque aprendimos lo que es el verdadero amor y ese es el amor propio.
Muy buen artículo. Muy acertado ��
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