domingo, 24 de mayo de 2020
A la altura de tu corazón
VENCER LA INSEGURIDAD
¿Puede una mujer
insegura vencer sus miedos y convertirse en una mujer exitosa y feliz?
La respuesta es sí,
sí se puede vencer la inseguridad aunque una mujer no se sienta exitosa o
segura de sí misma, es la fuerza de su corazón lo que le va a permitir
reconocer su valor y mostrar al mundo su autenticidad. Existen dos
armas poderosas para vencer la inseguridad y dar paso a una mujer exitosa y
feliz: autoestima y autenticidad, armas que muchas veces
subestimamos pero que nos van a permitir triunfar en todos los aspectos de la
vida.
Estamos tan acostumbrados a vivir en un mundo tan
banal que damos por sentado lo que realmente importa y reducimos los
estándares de belleza a la apariencia física; no podemos negar que la
apariencia siempre atrae, sin embargo, solo la personalidad llega al corazón.
Actualmente estos estereotipos de belleza influyen mucho en la seguridad de una
mujer, he tenido la oportunidad de ver mujeres increíbles que se sienten
inseguras por no tener un cuerpo perfecto o suficientes “likes” en sus fotos
o por no tener miles de seguidores en redes sociales y se ven tan afectadas
emocionalmente que terminan por bajar su autoestima ya que le
atribuyen este valor a causas externas, lo cual es un gran error porque el
valor de una mujer no se mide por likes ni seguidores. La seguridad
que proyectes a los demás solo depende de ti, desafortunadamente estamos
viviendo en un mundo en el cual estos números son más importantes que la
personalidad.
Una mujer segura no es la que deslumbra con su
apariencia física ni la que tiene las medidas perfectas, no es la que tiene el
cutis de porcelana o aquella que no tiene celulitis en su cuerpo, no es la más
popular en las redes sociales o la que tiene 1000 hombres a sus pies, no es la
que viste ropa de diseñador o viaja por todo el mundo; una mujer segura es la
que refleja en sus ojos su forma auténtica de ver la vida y le
apuesta a sus sueños y no descansa hasta conseguirlos, es aquella que
a pesar de las adversidades se levanta, recoge sus pedacitos y se
reconstruye para enfrentar al mundo renovada.
Muchas veces el peor enemigo de una mujer, no es
otro que ella misma, el problema radica en que, si ella no cree en sí misma,
¿Quién lo va a hacer? Se encierra tantas veces en una cárcel de pensamientos
negativos y se limita por temor, por no sentirse suficiente y termina cayendo
en su trampa, por eso, construirse, no es de un solo día, todas esas piezas,
pequeñas y grandes, son la base para construir su castillo. Una mujer
auténtica y segura, nace de aquellos tropiezos contra el suelo de la vida y de
la realidad y no permite que las piedras que la intentan derribar difuminen su
autenticidad.
Una mujer segura no espera que llegue el momento
correcto para actuar, ella hace que cada momento sea correcto, así que no
esperes más, es hora de hacer lo que quieres, lo que piensas y sueñas, es
momento de levantar tu voz, de creer en ti misma, de sonreír y ser feliz, es
momento de que hagas todo lo que te apasiona así que aléjate del ruido, sigue
tu camino, muestra tu potencial y todo lo que te hace auténtica; trabaja
diariamente en ti y no te juzgues, tú vales mucho más de lo que crees y nunca permitas que
te digan lo contrario porque nadie tiene idea por lo que estás pasando, ni de
lo que eres capaz, no saben de tus sueños, de cómo luchas para conseguirlos y
de todas las lágrimas y esfuerzos que dejas en cada uno de ellos, por eso no
olvides quién eres y lo que vales, lo que quieres y mereces porque
en tu interior hay una niña con sueños que no quiere que le fallen, cree en ti
y hazte un gran favor, no te falles.
Ten presente que para admirar a los demás no es necesario apagar tu propio
brillo ni esconder eso que te hace tan maravillosa y única.
Construye tu camino con esfuerzo y baja de pedestales a quienes no te miran desde tu misma altura, la altura de tu corazón.
Adriana Berrío F.
martes, 12 de mayo de 2020
Distanciamiento social versus Salud mental
Es de vital importancia cuidar la salud mental en este tiempo de emergencia sanitaria que estamos viviendo y que nos obliga a tener cuidados especiales para evitar la propagación y el contagio del Covid-19, uno de ellos y el más efectivo, el distanciamiento social pero, a su vez, puede contribuir a un deterioro en la salud mental.
El confinamiento que está viviendo Colombia y el resto del mundo nos lleva a replantear una vez más nuestra forma de actuar, de pensar y de vivir. Cada día, este tema cobra mayor fuerza a nivel nacional aunque no se le ha brindado un plan estratégico de apoyo ni se le han destinado recursos que permitan mitigar con los efectos del Covid-19 en la salud mental de los ciudadanos más vulnerables, pero no pretendo entrar en polémica, hoy quiero mostrar un punto de vista más personal y sensible, lo que me lleva a preguntar, ¿Qué pasa con las personas que sufren de trastornos en el estado de ánimo en tiempos de cuarentena? ¿Cómo podemos ayudar para que el miedo no sea mayor y puedan mantener la calma?
Más de 300 millones de personas en el mundo se ven afectadas por este trastorno del estado de ánimo, y cerca de 800.000 de estos casos acaban en suicidio, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), por lo que me parece pertinente hablar sobre este tema. La depresión no es juego, es una enfermedad que va más allá de la tristeza y que puede afectar a cualquiera ya que no hace diferencias de estatus social, raza o sexo. No todos tenemos la capacidad de enfrentar los problemas y situaciones de la misma manera, por esta razón debemos tratar de identificar en nuestras familias y círculos más cercanos a las personas que tienen más riesgo de padecer estos trastornos y así poder ayudarlos a enfrentar sus miedos, y brindarles un plan que los ayude a superar esta crisis.
Hay muchas formas de proteger la integridad y la salud mental de las personas que queremos y como lo ideal es no tener contacto físico, se pueden crear estrategias creativas que nos ayuden a fomentar los lazos afectivos.
- El acompañamiento virtual juega un papel muy especial; las llamadas, los mensajes y las videollamadas son las herramientas más utilizadas para estar en contacto; también podemos incentivar la lectura en línea ya que leer nos aporta conocimientos nuevos y nos permite intercambiar ideas y mensajes positivos para lograr tener la mente ocupada con información diferente a la del entorno.
- Intervenir un poco en sus rutinas e incentivarlos a cambiar sus hábitos alimenticios, no hay que ser rigurosos en este punto, hay alimentos ricos en nutrientes y vitaminas que son fundamentales para la salud de cerebro y que pueden ser de gran ayuda; la meditación y los ejercicios físicos y espirituales también son esenciales porque ayudan a liberar las cargas y emociones y a brindarles mayor seguridad.
- Aportar nuevas ideas que los motive a emprender nuevos proyectos o a realizar actividades en el hogar; escucharlos y servirles como recurso de desahogo, permitirles que se conecten con sus emociones y ser un vínculo para que ellos puedan ver todo su potencial.
- Promover sus fortalezas e incentivarlos a ser mejores y a encontrar su camino es un reto y no cualquier reto; nada ocurre de la noche a la mañana y esto puede tomar un tiempo, lo importante es mantener la calma y la disposición de escucharlos.
Lograr tener una buena salud mental no es fácil, la frustración, el desespero, los sentimientos de incomprensión y resentimiento en las personas afectadas pueden jugarles una mala pasada, por lo que quiero extender mi invitación a todos, en especial a los gobiernos para que le apuesten a la salud mental e inviertan en estos ciudadanos vulnerables, porque cuidar la salud mental de un país es sostenible y rentable, incluso si lo vemos desde un punto de vista económico, así nuestro país logrará un impacto positivo y vamos a salir beneficiados.
No soy psicóloga ni experta en el tema, no tengo que estar de acuerdo con los pensamientos de los demás para respetarlos, pero lo que sí puedo hacer es difundir este mensaje y poder contribuir y alzar mi voz por aquellos que no la tienen.
sábado, 9 de mayo de 2020
Aprende a surfear en la ola de la vida.
Todo lo que nos pasa, es solo el resultado de las cosas a las que estamos conectados, a las vibras que transmitimos. Esa conexión de la que somos conscientes, es la proeza más asombrosa e inimaginable que podamos atribuir a la divinidad y por tal razón deberíamos dejar de esforzarnos tanto por controlar nuestras vidas y aprender a surfear en la ola de la vida y disfrutar en el mar de la sabiduría porque nuestra vida está llena de giros, de olas, de vueltas inesperadas así que fluyamos, seamos, nademos pero sobretodo vivamos.
COVID-19. El virus del cambio y la transformación Mundial
Es más que obvio que nuestro país no estaba preparado para afrontar una pandemia de la magnitud del COVID-19, y me atrevo a asegurar que ningún país lo estaba, ni siquiera Estados Unidos, La primera gran potencia mundial o Italia, conocido como La cuna del humanismo y del renacimiento o España, País Monárquico de Europa reconocido por su historia y su arte, o China, también conocida como la superpotencia emergente. Países que nunca imaginarían que en medio de la tragedia de perder miles de vidas encontrarían un nuevo comienzo y que aún en medio de la desolación verían una luz al final del túnel.
Y es que nos cuesta mucho entender que las catástrofes también traen cambios y son la oportunidad de un nuevo comienzo. Estábamos acostumbrados a vivir nuestra vida con todo y sus afanes, sus rutinas y su caos y llegó el COVID-19 a transformarnos, a crear nuevos estilos de vida, más saludables y a darle ese respiro a la tierra que tanto pedía a gritos.
En medio de esta pandemia, surgen varios Interrogantes: ¿Cómo estoy afrontando esta situación? ¿Qué estoy haciendo para no caer en la desesperación? ¿Qué le aporta el COVID-19 a mi vida y qué puedo aportar yo, a la vida de los demás? Estas respuestas serán la razón por la cual habrá valido la pena vivir todo esto.
Para nadie es fácil quedarse en casa y todas las excusas son válidas: ¿De qué vamos a vivir?, hemos trabajado toda una vida para lograr una estabilidad económica y de repente todo se paraliza. Muchos no pueden quedarse en casa, no porque no amen a sus familias o porque sean ignorantes, es porque en el fondo no creen que esto está pasando y se aferran a ese rayito de luz, a esas cifras que a veces parecen descabelladas porque son pocas y que no se registren más casos ni muertes, que la curva de contagio se aplane y se puedan levantar de esta pesadilla y continuar con sus vidas a pero desafortunadamente no es así, esto es una realidad muy difícil de afrontar.
El gobierno actual está tomando las medidas que cree pertinentes y pretende ayudar a todos pero es muy difícil lograr una equidad, por eso se nos facilita emitir juicios de acuerdo a nuestros principios, a nuestros valores y escala de emociones, pero por más duro que sea, el COVID-19 es una realidad en el mundo y todos nos vamos a ver afectados, unos sectores más que otros pero todos vamos a tener que empezar desde cero, los planes y proyectos que teníamos deberán ser replanteados y de esta forma volver a nacer, a surgir y a demostrarnos de qué estamos hechos. Esta cuarentena obligatoria por la vida nos hace reflexionar que lo más importante en esta vida es precisamente la vida, la salud, el amor, el tiempo, ese mismo que en varias ocasiones nos faltaba y ahora nos sobra. No queremos ver cómo todo alrededor se desploma sin poder hacer nada, sintiéndonos diminutos e impotentes y no está mal sentirnos así, esos sentimientos nos dan el coraje y la valentía para continuar.
Quédate en casa, la frase de moda de la cuarentena, pero más que una moda, es un salvavidas, quedarnos en casa es estar a salvo en casa, es comprensible que muchos quieran y deban salir a trabajar, por eso es momento de unirnos y entendernos, en especial a los médicos y todo el personal de salud, que se sienten impotentes porque quieren hacer más y no pueden, a los verdaderos políticos que se la están jugando por su país, a los sacerdotes, policías y bomberos, a los emprendedores, a los empleados de los servicios de aseo, a los que viven de la informalidad laboral, pero sobretodo entender y ser solidarios más que nunca con aquellos que se han visto menospreciados por no tener un alto cargo ejecutivo, esos mismos que hoy se están arriesgando para mantenernos a flote en este barco de supervivencia.
Entender a los que se quedan en casa, a los que se refugian en la oración, a los niños que se frustran, que no comprenden lo que está sucediendo pero que con una sonrisa nos hacen olvidar de todo, también es justo entender y agradecer a los padres de familias por su creatividad y entrega; a los artistas, que ríen, bailan, comparten sus rutinas de ejercicios y recetas para motivarnos y, Por qué no entender a los resentidos, inconformes y desolados. A ellos también debemos entenderlos, sin juzgar, respetando sus ideas porque nadie sabe la batalla interna que vive cada persona. Así será más fácil encontrar una respuesta que nos identifique y nos permita contribuir con esta causa que se ha convertido en la moraleja más grande de todas las fábulas del mundo, te diría la mía pero no la apreciarías de la misma forma que yo, por eso te invito a que tomes tu tiempo, obtengas información de todo lo que te rodea y clasifiques lo que te alimenta y lo que no, para que finalmente, logres emitir tu propio juicio y veas todo con más claridad y así encontrarás las respuestas que tanto buscabas.
¿Por qué caer por alguien, si podemos amar de pie? La importancia del amor propio.
¡Este mundo está al revés! Queremos a los que no nos quieren y a los que nos quieren, no los queremos. ¡Qué ironía! Pero, ¿Saben algo? No está mal, la vida se va convirtiendo en un círculo vicioso, lo malo es quedarnos atrapados sin encontrar la salida y terminar haciéndole daño a las personas que menos lo merecen. Qué difícil es tratar de convencernos que no debemos querer a alguien que no nos quiere pero nuestras emociones nos superan y nos juegan una mala pasada, nos consume y nos debilita de tal forma que nos hace carecer de un criterio propio.
En la actualidad estamos viviendo un caos en las relaciones, ya no son relaciones afectivas sino tóxicas y las romantizamos de tal manera que las hacemos ver normal y ese es uno de los tantos problemas que nos afectan hoy en día. Definitivamente, el amor no es ese cuento de hadas que nos leían cuando éramos niños, o el que nos muestran en la telenovelas con un final feliz y es que; ¿Quién no ha soñado con un “Felices para siempre”? Y es que se ha vuelto tan difícil encontrar una persona a la altura de nuestros sentimientos y valores que a veces confundimos el amor con una relación tóxica e idealizamos a una persona a tal magnitud que no la vemos como realmente es, sino como queremos que sean y nos enamoramos precisamente de esa persona que no existe; justo cuando esto sucede, es que no debemos ignorar las señales y replantear la relación desde el principio y preguntarnos ¿Soy realmente feliz? ¿Vamos juntos en la misma dirección? ¿Respeta mis ideas, valores y principios? ¿Busca cambiarme o convertirme en alguien que no soy? ¿Realmente me ama?.
El amor no duele, no vive del sufrimiento ni de la mentira; no somos mejores personas porque sufrimos o somos víctimas de situaciones creadas por nosotros mismos, justo ahí tenemos la oportunidad de decidir el rumbo de nuestra vida, es ahí donde debemos escapar de ese patrón y permanecer con la cabeza fría y no dejar que nuestras emociones nos ganen, lo más saludable es cerrar la puerta y aceptar que el amor que dimos no fue apreciado, no porque estaba equivocado sino porque se lo dimos a alguien que no podía entenderlo y no estaba listo para recibirlo. No es fácil cerrar la puerta, de hecho batallamos tan duro por hacerlo que nosotros mismos nos interponemos en ella y nos convertimos en nuestro mayor obstáculo, vemos señales donde no las hay y nos desgastamos tratando de que esa persona entienda que fue lo que hizo mal y nos aferramos a encontrar una respuesta contundente, una solución mágica, que nos saque del desespero y la incertidumbre pero hoy te quiero dar dos noticias, la mala es que tal solución no existe y esas personas nunca van a aceptar su error, recuerda que el que falla una vez, falla dos y tres veces más; la buena noticia, es que no debe importarnos si aceptan o aprenden del error, porque nosotros tenemos el control y el poder de decidir lo que de verdad queremos en nuestra vida, y no es sufrimiento.
Todo llega, todo pasa, todo cambia pero para que cambie, debemos transformar esos patrones tóxicos en conductas sanas, pero sobretodo no ignorar las señales, estar atentos y mantener nuestra posición. Y cuando menos lo esperes, se hará realidad todo eso por lo que has soñado y lo mejor es que no tendremos que caer por alguien, la próxima vez que amemos, vamos a estar de pie y vamos a ser más fuertes, porque aprendimos lo que es el verdadero amor y ese es el amor propio.
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